Foto portada: Twitter @historia_bogota
Al caminar por las calles de Bogotá no es difícil encontrar centros comerciales, los cuales están llenos de tiendas, entretenimiento, cultura y gastronomía, estos se han convertido en parte esencial del paisaje de la capital colombiana. Pero, ¿cómo llegaron aquí?
Bogotá comenzó a experimentar un proceso de modernización y crecimiento poblacional, en ese instante surgió la necesidad de espacios que concentran actividades comerciales en un solo lugar. Fue en 1953 cuando nació Pasaje Rivas, el primer antecedente de los centros comerciales. Aunque era más un mercado cubierto que un centro comercial, su organización y ubicación en el centro de la ciudad dieron las bases para lo que vendría después.En 1976, Bogotá presenció algo impactante y nuevo, el centro comercial Unicentro, tal como lo conocemos hoy. Ubicado en el norte de la ciudad, Unicentro representó un cambio cultural. Diseñado por el arquitecto Rogelio Salmona, este espacio fue el primero en ofrecer una experiencia integral: tiendas de ropa, supermercados y restaurantes. Los bogotanos pronto adoptaron este lugar como un excelente punto de encuentro.

Con el crecimiento económico, la ciudad vio un avance en la construcción de centros comerciales, como lo son el Centro Comercial Andino el cual fue fundado en 1993 y Centro Comercial Santafé el cual se fundó en el año 2006; estos son solo algunos de los nuevos nombres que surgieron para lograr una oportunidad para la población que buscaba más opciones de consumo y entretenimiento. Cada uno con su estilo, estos espacios comenzaron a incluir zonas de juegos, cines y áreas verdes, convirtiéndose en verdaderos ecosistemas urbanos.
En los últimos años, los centros comerciales de Bogotá han evolucionado para adaptarse a nuevas tendencias y demandas. Hoy en día, espacios como Titán Plaza o Fontanar no solo ofrecen productos, sino experiencias: desde restaurantes de alta gama hasta eventos culturales y artísticos. Además, han comenzado a integrar tecnología, como aplicaciones para facilitar el estacionamiento o la compra en línea con recogida en tienda.
Pero los centros comerciales no son solo sitios de consumo. En una ciudad conocida por sus climas impredecibles y su tráfico complejo, estos lugares funcionan también como refugios. Familias enteras encuentran en ellos un espacio seguro para compartir, y los trabajadores urbanos los usan como puntos de encuentro. Además, en una sociedad cada vez más digital, los centros comerciales se han transformado en espacios donde las conexiones humanas siguen siendo esenciales.

Por: Lina Castillo y Karol Morales