Ser estudiante universitario en Colombia puede representar un privilegio para algunos, pero también un reto constante para muchos otros; esta experiencia varía significativamente según la región, pues más allá de las exigencias académicas, es importante destacar que a menudo se pasa por alto el impacto del costo de vida, el transporte, la alimentación y la vivienda. Estos factores influyen directamente en la permanencia y continuidad de la formación de los estudiantes universitarios.
El costo de vida de los universitarios varía dependiendo de la ciudad en la que decidan o deban cursar sus estudios. Estudiar en ciudades grandes como Bogotá, Cali y Medellín, implica lidiar con un costo de vida bastante alto, ya que los arriendos son elevados, el transporte es costoso y la alimentación no se ajusta mucho al presupuesto de un estudiante.
Por otro lado, ciudades como Manizales o Bucaramanga ofrecen un estilo de vida un poco más adecuado para los estudiantes, ya que el transporte público suele ser más económico y los precios de vivienda o alimentación permiten llevar una vida universitaria más accesible.

En regiones apartadas o rurales, la situación es mucho más compleja, ya que algunos jóvenes deben trasladarse a ciudades más grandes para poder estudiar, esto significa que deben alejarse de sus familias, asumir costos elevados de vivienda, y en muchas ocasiones, depender de trabajos informales para poder sobrevivir.
Por último, ser estudiante en Colombia implica mucho más que asistir a clases y aprobar exámenes, mientras algunos pueden dedicarse exclusivamente al estudio, otros deben asumir la doble responsabilidad de trabajar para costear vivienda, alimentación y transporte, sin contar el gasto adicional en materiales y recursos académicos; esta carga financiera y laboral puede afectar su rendimiento y poner en riesgo la continuidad de su formación universitaria.
Por: Luisa Garzón


