La independencia y el empoderamiento son el eje central de nuestro trabajo y estamos comprometidos a proporcionarles las herramientas necesarias para que, sin importar los obstáculos, puedan avanzar hacia una vida autónoma y satisfactoria.
Portada: Página Web CRAC
Por: Lina Castillo
En el corazón de Bogotá, el Centro de Rehabilitación para Adultos Ciegos (CRAC) se ha convertido en un pilar fundamental para la inclusión y el desarrollo de las personas con discapacidad visual. Fundado con el propósito de brindar oportunidades de rehabilitación integral, este centro ofrece una amplia gama de servicios que permiten a los usuarios recuperar su independencia, mejorar su calidad de vida y superar los desafíos cotidianos. En esta entrevista logramos hablar con Catalina Esteban, jefa del área de comunicaciones, la cual nos cuenta el impacto del CRAC en la comunidad, los programas que ofrece y las historias de vida transformadas gracias a la dedicación de un equipo comprometido con la igualdad de oportunidades para todos.
El Boom: ¿podrías contarnos cuál es la misión principal del CRAC?
Catalina Esteban: El CRAC se dedica a apoyar la rehabilitación de personas ciegas o con baja visión, ayudándoles a desarrollar habilidades para llevar una vida independiente y digna. Nuestro enfoque es personalizado, adaptándonos a las necesidades específicas de cada individuo, ya sea aprender a cocinar, vestirse, manejar el celular o realizar actividades cotidianas de manera segura.
El Boom: ¿Qué tipo de técnicas enseñan a los usuarios para facilitar su vida diaria?
Catalina Esteban: Por ejemplo, enseñamos a manejar utensilios de cocina de forma segura. Les mostramos cómo usar dispositivos de apoyo, como el medidor de líquidos, que avisa con un pitido cuando el vaso está lleno, evitando que la persona se queme o derrame líquidos. También les enseñamos a reconocer prendas de ropa por su textura o a marcarla con puntos o rayas para identificarlas fácilmente. La independencia en el autocuidado es clave. Enseñamos a los hombres a rasurarse y a las mujeres a maquillarse y arreglarse las uñas de manera autónoma. También trabajamos con las familias para que el entorno del hogar sea más accesible, enseñándoles, por ejemplo, a organizar el baño para evitar confusiones. Además, capacitamos a personas que están esperando bebés o que cuidan de sus nietos, abordando temas como cambiar pañales o bañar a los niños.

Foto 1: Lina Castillo
El Boom: ¿Qué tipo de actividades realizan?
Catalina Esteban: En el taller de inclusión, realizamos una variedad de actividades que, aunque puedan parecer manualidades, tienen un propósito terapéutico más profundo. Por ejemplo, algunos participantes hacen llaveros, macramé, escobas o cajones de madera. Estas actividades no buscan convertir a las personas en vendedores de estos productos, sino que son herramientas para desarrollar su destreza manual, concentración y seguridad. Imagínate la confianza que debe tener una persona ciega para usar un mazo y asegurar una pieza en un trabajo manual. Estas actividades les ayudan a sentirse capaces y a aumentar su autoestima al ver que pueden lograr cosas que nunca pensaron que harían.
El Boom: Es fascinante cómo estas actividades ayudan a la rehabilitación. ¿Cuál dirías que es el impacto emocional de este proceso?
Catalina Esteban: Es enorme. Cuando una persona ciega logra hacer algo como construir un cajón desde cero, la satisfacción y la confianza que sienten son increíbles. El proceso no solo se trata de aprender una habilidad, sino de recuperar la sensación de logro, de volver a sentir seguridad en sí mismos y en lo que pueden hacer. Esto es clave para su rehabilitación integral y para que puedan reintegrarse plenamente en la sociedad.
Foto 2: Lina Castillo
El Boom: Catalina, hemos hablado de la rehabilitación para personas ciegas, pero, ¿qué nos puedes contar sobre las personas con baja visión? ¿Cómo es el proceso para ellas?
Catalina Esteban: Las personas con baja visión son aquellas que, a pesar de utilizar la corrección óptica más fuerte, como gafas o lupas con el máximo aumento, y haber recibido tratamientos médicos o cirugías, han perdido gran parte de su visión de manera irreversible. Están en una especie de “zona intermedia” entre las personas que ven completamente y aquellas que son ciegas. Muchas veces, por ejemplo, durante el día pueden ver algo, pero en la noche ya no ven prácticamente nada. Lo más difícil es que a estas personas les cuesta mucho aceptar su discapacidad visual. Sienten vergüenza al usar un bastón o pedir ayuda, y eso puede ser peligroso, ya que a menudo se accidentan porque intentan manejarse solos.

Foto 3: Lina Castillo
El Boom: ¿Cómo comienza el proceso de rehabilitación para alguien con baja visión?
Catalina Esteban: Primero, la persona con baja visión debe ser remitida por un oftalmólogo, quien determina la causa de la baja visión. Luego, pasan por una evaluación hecha por un optómetra especializado, en conjunto con trabajo social y rehabilitación. Esta evaluación nos ayuda a decidir qué tipo de ayudas ópticas y tratamientos pueden ser útiles. Es clave personalizar cada caso. Por ejemplo, si una persona mayor solo quiere seguir bordando, quizá le sirva una lupa colgada al cuello. Pero, si se trata de un joven que necesita moverse con independencia, podríamos trabajar con telescopios ópticos para ayudarle a ver de lejos, como identificar el número de un autobús.
El Boom: Mencionas ayudas ópticas, ¿qué otros tipos de ayudas existen para estas personas?
Catalina Esteban: Existen tres tipos principales de ayudas: ópticas, no ópticas y electrónicas. Entre las ópticas están las lupas y los telescopios que mencioné antes. Las no ópticas incluyen cosas como mejorar la iluminación o utilizar atriles para que la persona pueda leer o escribir sin forzar tanto la vista. Además, trabajamos con papel pautado, es decir, con rayas más oscuras y renglones más grandes que facilitan la escritura para las personas con baja visión.
En cuanto a las ayudas electrónicas, hoy en día las aplicaciones móviles son muy útiles. Antes, las personas tenían que usar magnificadores de pantalla, pero ahora una simple app puede hacer eso en un celular o tablet. Puedes ajustar los aumentos y el contraste para facilitar la lectura. Estas soluciones son más accesibles y económicas, lo cual es muy importante.
El Boom: ¿Cómo abordan la comunicación y el uso de tecnologías?
Catalina Esteban: En el área de comunicación, enseñamos braille, aunque en adultos no es tan común su uso como en niños. Para ellos, es más importante aprender a manejar el computador con lectores de pantalla. Colombia tiene un programa llamado CONVERTIC, que permite a personas con discapacidad descargar de manera gratuita la licencia del lector de pantalla JAWS, lo que les permite usar computadoras de forma independiente. También capacitamos a los usuarios en el uso de teléfonos inteligentes mediante comandos de voz o aplicaciones accesibles, como TalkBack o VoiceOver.
El Boom: ¿Qué importancia tiene la tecnología hoy en día para las personas con discapacidad visual?
Catalina Esteban: Muchísima, hay una cantidad enorme de aplicaciones y dispositivos que facilitan la vida diaria. Los teléfonos inteligentes permiten hacer cosas como tomar una foto a un cartel y que el teléfono te lea lo que dice, hay otras que te permiten tomarle una foto a una prenda y te dicen no sólo qué tipo de prenda es, sino también su color. Otras se enfocan en describir los colores de los objetos a los que apuntas con la cámara del celular. También existen aplicaciones que te ayudan a reconocer el ambiente en el que estás, diciéndote si hay una ventana, si la luz está encendida, o si entras a una habitación. En redes sociales como Facebook, Instagram y Twitter, ya es posible describir imágenes para que las personas con discapacidad visual puedan interactuar con el contenido. Todo esto está transformando el acceso a la información y la inclusión digital.
El Boom: ¿Qué otras aplicaciones consideras esenciales para la independencia de las personas ciegas?
Catalina Esteban: También hay aplicaciones que ayudan a reconocer el dinero, lo cual es fundamental para la vida diaria. Una de las más interesantes es Be My Eyes, una plataforma colaborativa. Imagina que estás en el supermercado y no puedes leer la etiqueta de un producto. A través de esta app, puedes conectarte con una persona voluntaria en cualquier parte del mundo que te ayuda a leer lo que necesitas. Todo es en tiempo real y gratuito. Estas aplicaciones realmente han hecho que la autonomía sea mucho más alcanzable para las personas con discapacidad visual.
El Boom: ¿Cómo ha cambiado el acceso a estas tecnologías en Colombia?
Catalina Esteban: Ha habido un cambio enorme. Antes, herramientas como el lector de pantalla JAWS eran carísimas, lo que dificultaba que las personas ciegas pudieran integrarse en el ámbito laboral. Ahora, gracias a programas como CONVERTIC, que ofrece licencias gratuitas para el lector de pantalla JAWS, es mucho más fácil acceder a estas tecnologías. Esto ha permitido que muchas personas puedan trabajar sin las barreras económicas que existían antes, promoviendo la inclusión laboral.

Foto 4: Lina Castillo
El Boom: Es muy interesante ver cómo entre ellos mismos se ayudan. ¿Cuál es el papel de la familia en este proceso de rehabilitación?
Catalina Esteban: La familia juega un rol crucial. Trabajamos en lo que llamamos una “triada”: usuario, familia y equipo de rehabilitación. Tenemos un programa específico para la familia, donde les mostramos la importancia de su participación activa. Hacemos un trabajo intenso de sensibilización para que comprendan cómo apoyar a sus seres queridos durante el proceso de rehabilitación. En muchos casos, las familias llegan muy afectadas, pensando que la discapacidad ha acabado con las posibilidades de independencia de la persona. Sin embargo, poco a poco, a medida que ven los logros que alcanzan, empiezan a cambiar esa percepción. Por ejemplo, cuando ven que su familiar logra moverse solo por la ciudad, que regresa al trabajo o retoma estudios, ese cambio genera un impacto positivo en toda la familia.
El Boom: ¿Y, qué sucede con aquellas personas que no cuentan con una familia o red de apoyo cercana?
Catalina Esteban: También trabajamos con personas que están solas, sin una red familiar. En esos casos, tratamos de ayudarlas a crear nuevas redes de apoyo dentro de la misma comunidad de usuarios. Organizamos talleres grupales donde se conocen, comparten experiencias y, muchas veces, descubren intereses comunes. Por ejemplo, algunos usuarios han organizado salidas culturales juntos, como visitas a museos, lo cual no solo les permite socializar, sino también sentirse más conectados y menos aislados. Es fundamental que estas personas construyan un entorno social que les ayude a sobrellevar la soledad, ya que las redes de apoyo son claves para el bienestar emocional y la motivación personal.
El Boom: Además de la interacción social, ¿cómo trabajan para que los usuarios puedan enfrentar barreras en otros espacios, como el educativo?
Catalina Esteban: En el caso de los niños, niñas y adolescentes, uno de los mayores retos que enfrentan está en el ámbito escolar. Por ejemplo, los niños con baja visión suelen acercarse mucho al cuaderno o al tablero para poder ver mejor, y eso a veces es malinterpretado por los profesores. Lo que hacemos en esos casos es intervenir directamente en el colegio. Nos reunimos con los docentes y les damos una serie de recomendaciones para facilitar el aprendizaje de los niños. Les explicamos, por ejemplo, que ciertos cambios sencillos en el aula pueden marcar una gran diferencia, cómo ajustar el brillo del tablero o permitir que el niño se acerque cuando lo necesite. También les enseñamos a ser más descriptivos en sus explicaciones. Si están haciendo un gráfico en el tablero, pueden describirlo de manera que el niño con baja visión pueda complementarlo con la imagen borrosa que ve. Esto mejora enormemente la comprensión del estudiante y permite que se sienta más integrado en la dinámica del aula.
El Boom: Imagino que también deben enfrentar situaciones de bullying. ¿Cómo trabajan en ese aspecto?
Catalina Esteban: Sí, lamentablemente el bullying es una realidad para muchos de nuestros usuarios, sobre todo en las etapas escolares. Es muy común que les pongan apodos o que sus compañeros piensen que tienen un trato especial, como si les regalaran las notas. Lo que hacemos es trabajar tanto con el niño o adolescente como con sus compañeros y docentes. Les explicamos la naturaleza de la discapacidad visual y por qué es necesario hacer ciertos ajustes para que el niño tenga las mismas oportunidades de aprender que los demás. También abordamos el tema del respeto y la empatía, que es clave para combatir el bullying.
El Boom: ¿Y cómo es el trabajo con los adultos jóvenes que quieren seguir formándose?
Catalina Esteban: Con los adultos jóvenes y adolescentes que están en etapas formativas, el enfoque cambia. Si un usuario quiere ir a la universidad o hacer una formación técnica, le ayudamos a prepararse para las exigencias de esos entornos. Hacemos énfasis en la independencia, tanto en movilidad como en el manejo de herramientas tecnológicas. Sabemos que hoy en día, mínimo, les van a pedir enviar correos electrónicos, manejar plataformas educativas o realizar tareas en línea. Entonces, nos aseguramos de que desarrollen esas habilidades antes de salir de nuestro programa.
Hablamos con las universidades y centros educativos para que comprendan que pueden tener estudiantes con discapacidad visual y que existen formas de adaptar los contenidos. Enviamos cartas de intención y orientamos a los profesores para que sepan cómo manejar esta situación. Por ejemplo, les damos recomendaciones sobre cómo describir los materiales visuales o cómo hacer ajustes en las evaluaciones para que el estudiante no se vea en desventaja. También les dejamos un canal de comunicación abierto para que, si en algún momento no saben cómo adaptar alguna actividad, puedan consultarnos.

Foto 5: Lina Castillo
El Boom: Parece un proceso integral y muy personalizado. ¿Cómo miden el éxito en estos casos?
Catalina Esteban: Medimos el éxito de manera muy individualizada, porque cada persona tiene diferentes metas. Para algunos, el éxito es simplemente poder salir de su casa de manera independiente; para otros, es terminar una carrera universitaria o conseguir un trabajo. Lo más importante es que cada usuario sienta que ha logrado una victoria personal y que está más cerca de ser independiente. Para muchos, esos pequeños logros, como coser un botón o movilizarse solos, representan grandes avances en su autoestima y su confianza. Estos logros, por pequeños que parezcan, son la base para que puedan seguir enfrentándose a retos más grandes en el futuro.
El Boom: Sin duda, esos pequeños logros tienen un gran impacto en la vida de las personas. ¿Qué consejo darías a las familias que están pasando por esta situación?
Catalina Esteban: Les diría que no subestimen la capacidad de su ser querido para adaptarse y superar desafíos. Muchas veces, las familias son las primeras en sentirse abrumadas, pero es crucial que comprendan que el apoyo que brinden en el proceso de rehabilitación marcará la diferencia. También es importante que sean pacientes y que celebren cada pequeño logro. La discapacidad visual no es el fin de la independencia, y lo que buscamos en nuestra fundación es precisamente eso: demostrarles a las personas que pueden tener una vida plena, autónoma y productiva, con el apoyo adecuado.
El Boom: Hablando de inclusión, ¿qué sucede después de que una persona ha aprendido las habilidades funcionales básicas en el CRAC?
Catalina Esteban: Una vez que la persona ha adquirido independencia en sus actividades cotidianas, pasamos al área de inclusión. Aquí trabajamos con terapeutas ocupacionales para ayudar a cada individuo a rediseñar su plan de vida. Muchos llegan en un momento de cambio profundo, y deben reaprender a vivir, ajustando sus metas y expectativas a su nueva realidad. Trabajamos en identificar qué quieren hacer, cómo quieren hacerlo y les ayudamos a desarrollar habilidades terapéuticas que mejoren su tolerancia a la frustración y su capacidad para seguir instrucciones.
El Boom: ¿Qué distingue al CRAC de otros centros de rehabilitación?
Catalina Esteban: Creo que lo más importante es nuestro enfoque personalizado. Cada persona tiene sus propios objetivos, ya sea aprender a usar un electrodoméstico, maquillarse o manejar una computadora. Realizamos una evaluación inicial para entender qué necesitan y qué habilidades quieren desarrollar, y adaptamos el programa a sus necesidades. No hay un estándar rígido, cada uno avanza según sus propios objetivos.
Además de la rehabilitación, contamos con dos centros especializados en salud visual. Uno de nuestros centros está ubicado en el norte de la ciudad en la Calle 127B con Carrera 46, y el otro en el sur, en nuestra sede principal en la Calle 8 Sur con Carrera 30. En estos centros ofrecemos servicios de optometría y oftalmología, con especialidades en baja visión, glaucoma y retina.
También realizamos exámenes visuales completos y tenemos un área de óptica para la prescripción de gafas y otras ayudas ópticas, Otra área fundamental de nuestro trabajo es la formación para educadores en tiflología, especialmente desde que en Colombia se promulgó el Decreto 1421 hace unos años, que exige que los profesores que enseñan a personas ciegas o apoyan su inclusión educativa sean certificados en tiflología. En nuestros programas, los educadores aprenden sobre pedagogía especializada para ciegos, así como técnicas de tiflología que incluyen los cinco componentes fundamentales del entrenamiento en habilidades de la vida diaria. Estas formaciones permiten que los educadores puedan trabajar tanto en instituciones educativas como en ONG y fundaciones que atienden a personas ciegas.
Aunque tenemos la ventaja de ser una de las pocas instituciones privadas que recibe financiación directa del presupuesto nacional, enfrentamos varios retos. Uno de los desafíos más importantes es la falta de apoyo familiar. Antes, la estructura familiar tradicional permitía que un miembro de la familia acompañara al usuario en su proceso de rehabilitación, pero ahora, con familias más diversas y con menos tiempo disponible, muchas personas vienen solas o sin el apoyo constante de un familiar, lo que dificulta su proceso.
Uno de los cambios más notables en las personas que ingresan a nuestros programas de rehabilitación es la mejora en su autoestima y en su nivel de independencia. Al principio, suelen llegar con miedo, con la cabeza gacha y sintiéndose aisladas, pero a medida que pasan las semanas y se relacionan con otros usuarios, comienzan a ver que no están solos. Ven ejemplos de personas con discapacidad visual que han logrado superar sus retos, lo que los inspira a avanzar en su propio proceso.
Este sentimiento de pertenencia y reto entre pares les ayuda a ganar confianza y a mejorar su autonomía, estas experiencias demuestran el impacto transformador que pueden tener los programas de rehabilitación, no sólo en términos de habilidades prácticas, sino también en el bienestar emocional y psicológico de las personas con discapacidad visual, el objetivo final es que cada persona, independientemente de su edad o nivel de discapacidad visual, tenga las habilidades y la confianza para desenvolverse con autonomía y dignidad en su entorno, y que a su vez el entorno esté preparado para recibirlos de manera inclusiva.
El Boom: Muchas gracias por compartir con nosotros este valioso trabajo que realizan. Es muy inspirador ver cómo la rehabilitación puede transformar la vida de tantas personas y ayudarlas a recuperar su independencia.
Catalina Esteban: Gracias a ti por permitirnos compartir nuestra experiencia. Para nosotros, lo más gratificante es ver cómo cada usuario, a su ritmo, va recuperando la confianza en sí mismo y se abre paso hacia una vida más autónoma y feliz.
Página Web: https://cracolombia.org/
Instagram: lina.castilloa Lina Castillo


