Las mascotas han acompañado al ser humano a lo largo de la historia, vinculandose en las dinámicas familiares y sociales, desde la antigüedad hasta la fecha el número de personas que tiene una o varias mascotas sigue creciendo. En la última década, la relación entre los propietarios y sus mascotas se ha fortalecido, aparece un nuevo término denominado humanización.
Para la veterinaria Carolina Camargo, humanizar las mascotas es una tendencia que actualmente es común entre los propietarios de animales y consiste en atribuir a las especies domesticadas necesidades propias y exclusivas de los seres humanos con requerimientos que al ser atendidos limitan o vulneran los comportamientos y las necesidades que son propias a cada especie.

En defensa de la humanización y la postura animal lover Paula Valentina Prada, en compañía de su mascota Baileys, un perro de raza criolla que tiene 10 años y es de tamaño mediano, manifiesta que: “necesita utilizar ropa abrigada y zapatos para caminar en la calle o en el parque” argumenta que la anterior situación motiva a que utilice diferentes atuendos y accesorios para que use. Durante cada salida al exterior, su perro es transportado en un coche para niños; Para Paula es indispensable que su mascota no duerma en otro lugar distinto a la cama que comparten, también la rutina del baño es un hábito en el que es necesario que Baileys acompañe a su dueña.

Para muchas personas no se puede juzgar la situación de humanización por parte de los seres humanos hacia los animales porque se cree que los dueños lo hacen de forma inconsciente, es una tendencia normal. Algunos estudios antropológicos, que analizan la relación entre ambas partes, muestran que la gente ignora muchas conductas de una especie. En ese caso el término avalado es antropomorfizar, que consiste en hacer ver a los animales como si fueran formas humanos; “si está mal afectar la naturaleza de la especie y puede repercutir el bienestar de ellos mismos por el alto grado de humanización”, afirma Óscar Fabián Alarcón, etólogo veterinario y actualmente miembro de la Asociación Latinoamericana de Veterinarios de Zoopsiquiatria y veterinario del Centro Canino de la Cruz Roja.

Por otra parte, se conocen estudios según los cuales se diagnostica que las personas que humanizan a los animales tienen ciertos vacíos emocionales y que clínicamente se les dictamina un conjunto de trastornos, como el estrés o la ansiedad, que sufren en un proceso de duelo, soledad y otros factores que pueden llevar a este apego de manera negativa y que de alguna manera lo transmiten a sus mascotas. La psicóloga Adriana Beltrán, egresada de la Fundación Universitaria Los Libertadores, plantea que “el sentimiento de apego y el vínculo que se crea con las mascotas son dinámicas normales en la relación dueño – mascota; sin embargo, cuando se desconoce la condición de la mascota como un animal y comienza a tratarle como un humano; hay un trastorno”.

Para Melvin Fernando Vargas, deportista de canicross (disciplina que consiste en correr, trotar o caminar determinada distancia entre un humano y un perro, unidos por una línea de tiro, un arnés que porta el perro y un cinturón que lleva el humano), la humanización no hace parte de la tenencia responsable. “Es indispensable reconocer las capacidades y necesidades de cada mascota y con este conocimiento brindarle las oportunidades para que pueda socializar y asignar tareas o trabajos propios de cada especie para tener animales de compañía sanos y mentalmente equilibrados”. Para Melvin el vínculo que hay entre el binomio (dupla que conforman el humano y el perro) de deportistas es una conexión maravillosa, que le permite a cada individuo de diferente especie desempeñar un rol acorde a sus necesidades y la satisfacción mutua se vive desde el respeto y la dignidad interespecie.

Las dinámicas que tienen lugar cuando una mascota forma parte del hogar son diversas, lo que no entra en discusión es que el deber de los propietarios es asegurar el bienestar de los animales a su cargo.
Por: Alexander Bejarano, Claudia Lozada, Maricela Restrepo.