Colombia es un país que se ha construido a partir de las historias que se han desarrollado sobre su suelo, las cuales han ido creando los cimientos para aquellos relatos nacientes que resuenan en la actualidad; pero esos acontecimientos que gran parte de las veces parecen sacados de la ficción, no podrían estar más cerca de la realidad. El pueblo colombiano ha sido testigo y partícipe de cómo la belleza de una tierra puede alojar una violencia tan cruda que para las víctimas e incluso algunos espectadores resulta ser una situación de nunca acabar, donde los conflictos no tienen un final, sino que solo mutan para transformarse en una nueva versión de sí mismos que encaje con la época, los intereses y conveniencias de quienes disputan.
La guerra de los Mil Días, es uno de esos conflictos que dejaron su huella en el país y ciudadanos, no solo por la duración del mismo —el cual tuvo su estallido en el año de 1899, prolongándose exactamente durante 1.130 días, dándose por terminado en 1902; esto según el portal digital de Radio Nacional de Colombia.— sino también por la crueldad y los efectos adversos que implicó en los sistemas económicos, políticos, sociales y culturales de la época, llegando a ser catalogado como conflicto bélico o guerra civil.
Según un artículo publicado en el año 2019 por Señal Memoria, bajo el nombre de “La guerra de los Mil Días”, dicha disputa de poder entre liberales y conservadores que dejó un aproximado de 100.000 mil muertos, un sin número de familias desplazadas de sus territorios y víctimas de la violencia; se convierte en un precedente en la historia de esta nación, marcando las memorias de aquellos que fueron tocados directa o indirectamente por este suceso y aún tienen la capacidad de recordar cómo cambiaron sus vidas o en su defecto las de sus allegados.
Isauro Mesa Romero, que en la fecha se encuentra en los 87 años de edad, hace parte de ese grupo de personas. Él relata la historia de sus padres, que eran unos adolescentes al momento del conflicto; hijo de María del Rosario Romero y Jeremías Mesa, mantiene vivos los relatos que en su juventud le fueron contados por sus progenitores, donde aguarda el calvario que por separado tuvieron que vivir y que incluso continuó después de encontrarse en medio de las tragedias. Mirando hacia un punto de la habitación se concentra, mientras parece organizar sus recuerdos y cuando ya se siente listo empieza a hablar sobre su madre: “Mi mamá tenía 15 años; ella vivía en una finca en Jerusalén Cundinamarca junto con sus papás (mis abuelos), yo no logro recordar sus nombres. En esa época mataban a la gente por cuestiones políticas entre liberales y conservadores, el problema era que usted podía ver que mataran a alguien en frente suyo, pero no lo podía mirar, ayudar ni nada por el estilo porque también lo asesinaban”.
Haciendo pausas para aclarar bien los hechos prosigue “Mis abuelos encontraron un cuerpo a las afueras de la finca, ellos quisieron darle una sepultura digna y así fue. Cuando el grupo que mató al hombre se enteró de que eso había ocurrido, llegaron a la finca en un día cualquiera y les quitaron la vida; mi madre vio como lo hicieron, pero el miedo no solo a que la mataran, sino que la violaran y torturan antes de morir la hizo reaccionar y huir. Corrió hacia el monte donde tuvo que permanecer escondida durante seis meses sola, comiendo yuca »chunca” o lo que pudiera encontrar”. Los años parecen ayudarle a Isauro a contar la historia con calma, aunque sus ojos algo cansados y rodeados por los rastros que deja el tiempo, permiten ver que sus palabras salen con cierta nostalgia al hablar de su mamá, “Deca” cómo revela que le llamaban.
“Mi madre, pasados los seis meses y cansada de esconderse de los altercados que se daban en el monte, logró llegar a una finca donde le ayudaron y consiguió pasar desapercibida durante un tiempo”. El relato de Jeremías, su padre también estaba relacionado con el conflicto “Mi papá estaba en edad de prestar servicio militar, pero se rehusó a presentarse. Los grupos que estaban en esa época buscaban tomar a los jóvenes y armarlos para que pelearan en la guerra, así fue como empezaron a perseguirlo, pero al huir ya lo querían era muerto. No lograron matarlo, sin embargo, siempre debía ser cuidadoso, tuvo que vivir escondiéndose al igual que mi mamá”.
Isauro Mesa un hombre que ha tenido diversas profesiones, como zapatero, maestro de obra, entre otras cuantas, además esposo y padre de familia; el cual parece que nada en la vida podría sorprenderle demasiado, habla con emoción sobre el amor que surgió entre sus padres al tiempo que un tono de orgullo brilla en su voz grave y serena. “Mis padres se enamoraron y fue amor a primera vista, el conflicto los separó el día de su boda, evitando que pudieran casarse, tras huir por distintos rumbos no supieron el uno del otro durante meses, pero al reencontrarse jamás se volvieron a separar, no fue hasta que la muerte consiguió hacerlo. Mi padre murió a los cien años de edad, sentado en su silla justo después de almorzar, tomarse un tinto y quedarse dormido”.
En este punto se palpaba la tristeza en el ambiente y en la cara de Isauro Mesa, como si hacía mucho tiempo no pensara en la muerte los seres que le dieron la vida “Mi mamá murió a los ciento quince años, luciendo tan hermosa y enérgica como siempre. Se escondieron por mucho tiempo, pero jamás huyeron del pueblo, así como nunca se abandonaron”.
Historias como la de los padres de Isauro Mesa existen demasiadas en Colombia, algunas incluso con desenlaces más crudos; la mayoría de ellas han sido silenciadas poco a poco por el paso del tiempo que no perdona ni da espera. Pero la huella que dejó en el país la Guerra de los Mil Días, se encuentra impregnada en la historia del territorio, siendo un recordatorio latente de lo que gran cantidad de colombianos tuvieron y han tenido que vivir a manos del conflicto.
Foto: Mónica Barrera
Presentado por: Julieth Camila Martínez Mesa
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Cordial saludo.
Soy sobrina del señor Isauro Mesa Romero, que cuenta esta historia de vida, hace muchos o demasiados años no sabemos nada de él, sería muy importante para la familia si se puede tener el dato dónde estaba alojado cuando le hicieron la entrevista, alguna pista que nos ayude a localizarlo.
De antemano gracias por su atención.
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