La imagen del adulto mayor como alguien ajeno a la tecnología es un estereotipo cada vez más desactualizado. Hoy en día, millones de personas mayores navegan por internet, se conectan con sus seres queridos a través de videollamadas y hasta crean sus propios blogs. ¿Qué está impulsando esta revolución digital en la tercera edad?
Es innegable que la inclusión digital de los adultos mayores representa un desafío y una oportunidad. Es innegable que existe una brecha digital significativa que dificulta el acceso de este grupo poblacional a las tecnologías de la información y la comunicación.
Sin embargo, la integración de los adultos mayores en el mundo digital puede generar beneficios tanto para ellos como para la sociedad en general, al fomentar la participación activa y el intercambio de conocimientos entre generaciones.
Al integrarse al mundo digital, adquieren herramientas para mantenerse activos y conectados con su entorno. Más allá de la comunicación con familiares y amigos, el acceso a internet les permite acceder a una amplia gama de servicios en línea, desde realizar trámites bancarios y gestionar citas médicas hasta participar en actividades de aprendizaje continuo y realizar compras. Además, el uso de tecnologías como tabletas y teléfonos inteligentes estimula la mente, mejora la memoria y fomenta la autonomía, contribuyendo a un envejecimiento activo y saludable.
De hecho, un estudio reciente de la Organización Mundial de la Salud (OMS) reveló que los adultos mayores que utilizan internet regularmente tienen un 70 % menos de probabilidades de sufrir depresión que aquellos que no lo hacen. Este dato evidencia el papel fundamental que juega la tecnología en la prevención del aislamiento social, un problema cada vez más común en la población envejecida.
Al conectar a las personas mayores con sus comunidades, las redes sociales y las plataformas en línea ofrecen un espacio para compartir experiencias, intereses y conocimientos, fortaleciendo así su bienestar emocional y social.

Así mismo, la brecha digital entre generaciones es un desafío global. Según un informe reciente de la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT), solo el 53 % de las personas mayores de 65 años a nivel mundial utilizan internet.
Esta cifra pone de manifiesto la necesidad de políticas públicas que promuevan la inclusión digital de este grupo poblacional. Factores como la falta de acceso a dispositivos, la complejidad de las interfaces y la escasez de habilidades digitales contribuyen a esta brecha.
Además, el entorno familiar y comunitario juega un papel fundamental en la inclusión digital de las personas mayores. La familia, como primer núcleo social, puede brindar el apoyo necesario para que los adultos mayores se familiaricen con las tecnologías digitales. Los hijos, nietos y otros familiares pueden actuar como mediadores, enseñando a sus mayores a utilizar dispositivos y aplicaciones.
Por consiguiente, las comunidades pueden crear espacios de aprendizaje y colaboración donde los adultos mayores puedan compartir sus experiencias y conocimientos con otros, fomentando así un envejecimiento activo y conectado.
No obstante, un estudio realizado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) reveló que las personas mayores que utilizan internet con regularidad tienen un riesgo un 30 % menor de desarrollar demencia en comparación con aquellos que no lo hacen. Esto se debe a que las actividades cognitivas estimuladas por el uso de internet, como la resolución de problemas y el aprendizaje continuo, pueden ayudar a mantener el cerebro activo y saludable.

Por otro lado, la inteligencia artificial y la realidad virtual están transformando la forma en que las personas mayores interactúan con el mundo. Asistentes virtuales personalizados y entornos virtuales inmersivos ofrecen nuevas posibilidades para el entretenimiento, la educación y la atención médica.
Estas tecnologías pueden ayudar a reducir la sensación de aislamiento, estimular la mente y mejorar la calidad de vida. Sin embargo, es fundamental garantizar que estas herramientas sean accesibles y fáciles de usar para todas las personas mayores, independientemente de sus habilidades tecnológicas o recursos económicos.
Por lo tanto, para lograr una inclusión digital efectiva, es necesario el compromiso de diversos actores, incluyendo gobiernos, empresas, organizaciones de la sociedad civil y la propia comunidad de adultos mayores. A través de la colaboración y el diseño de políticas públicas adecuadas, se pueden superar las barreras existentes y promover el acceso a las tecnologías digitales.
En síntesis, la confianza en las tecnologías es fundamental para la inclusión digital de los adultos mayores. Sin embargo, un estudio realizado por el Centro de Investigación Pew en 2020 reveló que el 72 % de los adultos mayores de 65 años en Estados Unidos se sienten inseguros al utilizar dispositivos digitales. Esta falta de confianza limita significativamente su participación en la sociedad digital y reduce sus oportunidades de aprendizaje y desarrollo personal.
Es crucial diseñar programas de capacitación adaptados a sus necesidades y crear entornos digitales más amigables para fomentar su empoderamiento tecnológico. Esta brecha digital no solo afecta a los individuos, sino que también tiene implicaciones sociales y económicas más amplias.
Por:
Kevin Alejandro Alvarez @kevin.__.alvarez
Lina Marcela Perez Alvarez @lina.creadora


