En el marco del conversatorio ¿Y la paz qué?, realizado en el auditorio de la Corporación Unificada Nacional de Educación Superior (CUN), se discutió sobre cómo ha sido el trasegar de la construcción de paz en los últimos años.
Este conversatorio, organizado el 9 de abril, Día Nacional de la Memoria y la Solidaridad con las Víctimas del Conflicto Armado, congregó a Andrés Jiménez, profesor de políticas públicas de la ESAP; Gloria Gómez, defensora de derechos humanos, coordinadora general y representante legal de la Asociación de Familias de Detenidos y Desaparecidos; Yira Orjuela, firmante de paz y agricultora; Pedro Rodríguez, asesor para la formulación, implementación y seguimiento de política pública de víctimas del conflicto armado de la Subdirección Nacional para la Atención a las Víctimas; y Cristian Cabrera, director de la Red Nacional de Iniciativas por la Paz Contra la Guerra.
Durante este conversatorio se tocaron temas que involucran a la sociedad para dejar atrás años de odio y resentimiento causados por la guerra.
Se enfatizó en que es muy importante realizar políticas públicas sobre los acuerdos de paz para que haya una mayor inversión social. Por otra parte, se recalcó la importancia de la intención del gobierno actual por reparar a las víctimas y mejorar la calidad de vida de los firmantes. Sin embargo, esto ha sido en vano, ya que hasta la fecha hay 468 firmantes asesinados, lo cual genera preocupación.
La dirección de la paz en este momento es incierta, pero es necesario que en todos los entornos se hable de paz, sin importar religión, estrato social, etnia, etc., para que se tenga una mayor concepción de país y de la paz.

Uno de los puntos centrales del conversatorio fue la necesidad de que la paz se construya con base en inversión social real y sostenida, especialmente en las regiones más afectadas por el conflicto. Se destacó que no puede haber reconciliación sin garantías básicas como salud, educación y acceso a oportunidades. Pedro Rodríguez fue enfático al afirmar que “el proceso de paz es un bote en altamar que hay que reparar”, haciendo referencia a la urgencia de atender las grietas del sistema antes de que el proyecto se hunda por completo.
Asimismo, se reiteró que las víctimas no pueden seguir siendo una nota al pie en el proceso. Es necesario darles el lugar protagónico que merecen en la construcción de memoria, justicia y reparación. A pesar de los esfuerzos de la Comisión de la Verdad, aún hay vacíos en el acceso a la justicia y en la implementación efectiva de las recomendaciones. Cristian Cabrera alertó sobre la necesidad del diálogo constante en una sociedad polarizada, señalando que “en la paz narcisista todo el mundo cree tener la verdad, por eso es importante el diálogo continuo”.
Finalmente, los panelistas coincidieron en que la paz no debe entenderse como una necesidad exclusiva del Estado, sino como una urgencia compartida por toda la sociedad.
La paz es un proyecto colectivo que exige voluntad política, participación ciudadana y una mirada crítica sobre los errores del pasado. Solo así podrá tejerse una convivencia duradera y equitativa para todos.
Por: Andrés Felipe Sabogal