Si bien es normal experimentar preocupaciones cotidianas, las obsesiones se diferencian de éstas por su intensidad, persistencia y carácter intrusivo. Estas pueden manifestarse de formas muy variadas, desde el miedo a los gérmenes hasta la necesidad de arreglar objetos de manera precisa. Esta diversidad de obsesiones, lejos de ser anecdótica, tiene un impacto significativo en la vida de quienes las experimentan, afectando sus relaciones sociales, su desempeño laboral y su bienestar general.
Otra forma común en que se manifiestan las obsesiones es a través de la necesidad compulsiva de verificar cosas repetidamente. Por ejemplo, una persona puede sentir la necesidad de revisar varias veces si ha cerrado la puerta con llave, apagado la estufa o apagado la luz del baño. Estas comprobaciones repetitivas se llevan a cabo con el objetivo de reducir la ansiedad causada por la duda, pero a menudo resultan contraproducentes y refuerzan el ciclo obsesivo-compulsivo.
Además, las personas con estas obsesiones suelen desarrollar rituales mentales o físicos asociados a las comprobaciones, como contar, rezar o realizar movimientos específicos, con la esperanza de neutralizar los pensamientos intrusivos. Estos rituales, aunque brindan un alivio temporal, a menudo se vuelven cada vez más complejos y consumen una cantidad significativa de tiempo.
Por ejemplo, una persona puede sentir la necesidad de tocar cada objeto de una determinada manera o de repetir una frase en silencio un número específico de veces. Sin embargo, más allá de las comprobaciones y los rituales, las obsesiones pueden manifestarse de otras formas, como la necesidad imperiosa de acumular objetos o la preocupación excesiva por la simetría y el orden.

Por otro lado, un estudio realizado por el Centro de Investigación en Ansiedad y Depresión de Londres reveló que hasta el 40 % de las personas con trastorno obsesivo-compulsivo (TOC) presentan preocupaciones excesivas relacionadas con su apariencia física o con la posibilidad de contraer enfermedades.
Estas obsesiones no solo generan ansiedad constante, sino que también pueden llevar a un aislamiento social significativo. La preocupación por tener un defecto físico, por ejemplo, puede llevar a evitar situaciones sociales y a compararse constantemente con los demás.
Debido a esta búsqueda constante de validación, las personas con TOC (trastorno obsesivo-compulsivo) a menudo se ven atrapadas en un ciclo de ansiedad y evitación. De hecho, se estima que alrededor del 25 % de las personas con TOC que presentan obsesiones relacionadas con la apariencia física buscan constantemente confirmación de su supuesto defecto en espejos o a través de fotografías.
La necesidad imperiosa de confirmar sus miedos puede llevar a evitar situaciones sociales, aislarse y descuidar otras áreas de su vida. Además, este patrón de comportamiento refuerza las obsesiones, dificultando aún más la recuperación.
Asimismo, personas con TOC experimentan pensamientos intrusivos y angustiantes relacionados con la muerte o el daño a otros. Por ejemplo, pueden obsesionarse con la idea de causar un accidente grave, aunque no tengan ningún deseo real de hacerlo.
Estas obsesiones suelen ir acompañadas de un intenso miedo a perder el control y de la necesidad de realizar acciones repetitivas, mentales o físicas, para calmar estos pensamientos perturbadores.

De igual manera, las obsesiones en el TOC pueden tener un profundo impacto en la identidad y la autoestima de las personas afectadas. La constante lucha contra pensamientos intrusivos y la necesidad de realizar rituales para controlar la ansiedad pueden generar sentimientos de vergüenza, culpa y desesperanza. A largo plazo, esto puede llevar a un deterioro de la autoestima y a adoptar creencias negativas sobre uno mismo.
Asimismo, las obsesiones pueden dificultar la capacidad de vivir el presente, ya que la mente se encuentra constantemente ocupada en preocupaciones futuras o en la revisión constante de acciones pasadas. En consecuencia, esta constante preocupación encierra a la persona en un ciclo de pensamientos negativos, impidiendo que disfrute plenamente de la vida.
Según datos concretos proporcionados por la Asociación Americana de Psiquiatría (APA), hasta un 90 % de las personas con TOC experimentan una disminución significativa en su productividad laboral. Estos hallazgos subrayan la importancia de continuar investigando y brindando apoyo a quienes padecen este trastorno. La necesidad de trabajar a tiempo completo mientras se lidia con pensamientos intrusivos y rituales compulsivos puede ser abrumadora, lo que a menudo conduce a ausencias laborales, dificultades para concentrarse y una disminución general del rendimiento.
Finalmente, el TOC es un trastorno que puede ser manejado de manera efectiva con el tratamiento adecuado. Terapias cognitivo-conductuales, como la terapia de exposición con prevención de respuesta, que consiste en exponerse gradualmente a las situaciones temidas sin realizar los rituales habituales, junto con medicación, han demostrado ser altamente efectivas para reducir los síntomas y mejorar la calidad de vida de las personas con TOC. Es crucial que las personas con TOC busquen ayuda profesional y no duden en hablar sobre sus dificultades.
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