Pasamos a la siguiente tienda y la lluvia cada vez era más fuerte, esta vez la respuesta fue muy diferente, el lugar estaba lleno de vitrinas con cinco o seis cachorros y camadas de gatos en cada una, cuando entramos, todos estos animales encerrados se ubicaban en el inicio de la reja moviendo sus colas o maullando, parándose en dos patas esperando a ser vendidos.
Saludamos, pero cuando vieron la cámara lo primero que respondieron fue: “el dueño no les autoriza la toma de fotos o realizar entrevistas”, cambiando la sonrisa por una mala cara, por lo que nos tuvimos que retirar del lugar y nos quedamos con un mal sabor debido a que veíamos animales más pequeños de lo que imaginamos, habían sido separados de sus madres más temprano de lo establecido, no creemos que tuvieran mucho más de un nacidos.
Salimos y cada vez estábamos más mojados, la venta de animales era evidente por el olor. En las siguientes tiendas sucedió lo mismo con respuestas como: “los dueños no están”, “no nos permiten hacer eso”, “si no van a comprar por favor retírense del establecimiento”, la sonrisa de cada comprador se volvía un gesto de fastidio.
Quedamos asombrados cuando nos paramos enfrente de uno de estos locales esperando a secarnos un poco para entrar y lo primero que vimos fueron 4 jaulas donde nuestra atención se fue a un pequeño conejo que tenía toda su cabeza calva por el estrés, todo su pelaje estaba regado por diferentes partes del lugar, abajo había un hámster que acababa de tener a sus crías y ella trataba de taparlos por el frío y la lluvia que les entraba, pedimos permiso para sacar fotos y su respuesta fue “no, el jefe no está”.
Seguimos caminando por las tiendas, nos detuvimos un momento y vimos como había una pareja de patos encerrada en una jaula mucho más pequeña de su tamaño, estaba llena de plumas y uno de los patos tenía el cuello doblado, decidimos no entrar al establecimiento por el mismo olor que había, se notaba la falta de atención en el aseo de los animales.
De las 15 tiendas en las que entramos tres o cuatro aceptaron, de buena manera, la toma de fotografías o videos. Empezamos a entrar a los negocios diciendo que queríamos comprar una mascota, solicitando una tarjeta del lugar y sacando el celular para tomar fotos o vídeos para saber cuál era el que queríamos llevar.
Algo muy notorio es la separación de los mininos a las semanas de nacidos, cuando se entiende que estos deben durar un tiempo prudente con sus mamás, pero es todo lo contrario, por eso están en camadas, por el mismo desapego.
Los vendedores, con una sonrisa, nos daban toda la atención del mundo, intentamos conversar con ellos pero en diferentes ocasiones eran muy cerrados en las respuestas, agradecimos, comentamos lo interesados que estábamos en el animal y nos retiramos amablemente. La venta de perros es algo muy atrayente, veíamos muchos con moños, corbatas, aseados y listos para la venta; los que tenían 5 meses los dejaban en su propia vitrina para que fueran vistos por el público y ser llevados más rápido.
Vimos un Husky agradable y cariñoso, entramos al establecimiento, preguntamos por él, su precio y la manera de poder comprarlo, lo sacaron de su vitrina para tener contacto y salió corriendo a jugar con nosotros, en más de una oportunidad no supimos si llevarnos a los animales por ternura o por el dolor que nos ocasionaba verlos en tan malas condiciones.