El panorama mundial sobre la violencia de género enfocada a la mujer es alarmante y representa un grave problema de salud pública y de Derechos Humanos. Este problema afecta a mujeres en todas las regiones y grupos sociales y tiene consecuencias significativas para la salud física, mental, sexual y reproductiva de las víctimas, además de fuertes impactos sociales y económicos a nivel general.
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La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que 1 de cada 3 mujeres, a nivel global, ha experimentado algún tipo de violencia física o sexual, mayormente infligida por parejas íntimas, una cifra que ha permanecido estable durante los últimos años.
De acuerdo con ONU Mujeres, la violencia se presenta especialmente en mujeres jóvenes; donde, aproximadamente 1 de cada 4 adolescentes ha sufrido violencia en sus relaciones, antes de cumplir 19 años.

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Es importante destacar que los contextos de crisis, como la pandemia de COVID-19, afectan esta situación y hacen que las cifras aumenten; durante el año 2021, el 45% de las mujeres reportaron que ellas o alguien cercano había sido víctima de violencia y el 60% percibió un aumento de la violencia y acoso en espacios públicos.
Otro ejemplo de esta situación son las mujeres desplazadas, quienes enfrentan hasta un 55% más de probabilidades de ser víctimas de violencia en comparación con aquellas que no han tenido que abandonar sus territorios.
A pesar de que en más de 160 países se ha legislado en contra de la violencia doméstica, la aplicación de estas leyes sigue siendo un desafío, especialmente porque menos del 40% de las mujeres afectadas buscan ayuda y muchas recurren solo a familiares o amigos, sin involucrar a instituciones formales, pero estos no son los únicos desafíos.
Según información de ONU Mujeres, este tipo de violencia genera costos significativos y variados para el Estado, las víctimas y las comunidades, lo que involucra gastos directos como indirectos y costos tangibles e intangibles. Los salarios del personal en refugios para víctimas representan un ejemplo de los costos tangibles directos, pero el impacto financiero es amplio y afecta a múltiples actores, desde las propias sobrevivientes y sus familias hasta el gobierno y la sociedad en su conjunto.
En Vietnam, el impacto de estos costos y la pérdida de ingresos asociados con la violencia equivalen al 1,41% del PIB (Producto interno bruto) y se ha estimado que las mujeres que sufren violencia ganan un 35% menos que aquellas que no la padecen. Egipto, por su parte, enfrenta una pérdida anual de 500,000 días de trabajo debido a la violencia conyugal y más de 14 millones de dólares en costos de salud para atender a un cuarto de las sobrevivientes. En Marruecos, la violencia contra las mujeres representa un costo anual de aproximadamente 308 millones de dólares, mientras que en la Unión Europea, el costo de violencia contra mujeres equivale a 289 billones de euros.
De acuerdo con un análisis presentado por la Procuraduría Nacional de Colombia, entre enero y septiembre de 2023, el Instituto Nacional de Medicina Legal reportó 36.626 casos de violencia intrafamiliar contra mujeres, de los cuales 27.327 correspondieron a violencia de pareja. Las ciudades con mayor incidencia fueron Bogotá, Medellín, Cali e Ibagué.

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La violencia de género requiere una respuesta integral que ataque sus raíces, el sistema de salud puede y debe desempeñar un papel vital en todos los países, con el fin de responder y prevenir la violencia contra las mujeres y las niñas. Dentro de sus roles más importantes está el identificar el abuso de forma temprana, proporcionando atención y apoyo a las mujeres que logran sobrevivir a diversas situaciones de violencia y así mismo direccionarlas y brindarles acceso a los servicios adecuados dentro y fuera del sistema sanitario.
ONU Mujeres destaca que el sistema de salud también debe trabajar en colaboración con otros sectores y agencias para prevenir la violencia desde su entendimiento y reconocimiento.
Expresar, manifestar e informar cualquier situación de violencia hacia la mujer ayuda a salvar vidas; el silencio solo convierte a las personas en cómplices.
Por:
Lina Castillo: @lkathe.18
Karol Morales: @kariii_es


